El texto a continuación describe mi experiencia con la vacuna que la empresa Moderna (USA) elaboró para inmunizarnos contra el virus SARS-CoV-2 , también conocido como coronavirus o COVID-19, y que ha afectado al mundo en la pandemia 2020-2021. Considerando que cada persona es diferente, lo mejor es informar a su proveedor de vacunación sobre todas las afecciones médicas que usted tenga antes de ser vacunado, es decir, consulte a su médico o un profesional de salud.

 

El jueves 6 de marzo de 2021 me inyecté la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19. Me inmunizaron con la fórmula desarrollada por la empresa Moderna.

Esta vacuna está dividida en dos aplicaciones separadas por 28 días, y su diseño no utiliza virus SARS-CoV-2 atenuado o debilitado, sino que, al igual que la de Pfizer, es una tecnología totalmente nueva y diferente: se trata de darle a nuestras células una instrucción para que generen una simulación de la espiga o “spike” que tiene el coronavirus. La espiga es la porción que tiene el COVID-19 en su membrana y que le permite acoplarse a nuestras células e infectarlas.

Estructura del SARS-CoV-2, from Pillay TSGene of the month: the 2019-nCoV/SARS-CoV-2

Los virus en general se parecen a los erizos –o a los mozotes– y usan sus espigas para acoplarse a los receptores de las células objetivo, algo así como llaves a una cerradura, o ganchos de acople de vagones de trenes. De esa forma, el virus se enlaza a una célula y la penetra, se apropia de los recursos de ella y la obliga a producir copias virales que luego infectan a otras células. Esos ganchos son fundamentales porque implican qué tipo de organismos pueden infectar los virus y también a cuál tipo de células pueden penetrar.

Así que la vacuna lo que hace es decirles a nuestras células que simulen esas espigas o llaves, pero sin necesidad de llevar un virus debilitado, sino con una instrucción específica, en este caso con una molécula de ácido ribonucleico, conocido por sus siglas ARN, o mejor dicho ARN mensajero (ARNm). Si recuerdan las clases de ciencias durante los años escolares, les vendrá a la mente que entre las partes de las células se encontraban unos pequeños circulitos llamados ribosomas, pues son ellos los que reciben la instrucción de la vacuna y sintetizan los spikes del SARS-CoV-2 sin estar el virus presente, aunque en realidad ese gancho es una proteína que se le conoce como “s”. La s es por spike.

Partes de una célula

¿Qué ganamos con hacer que nuestras células vacunadas hagan estas copias? Pues que el sistema inmunológico detecte esas llaves, las reconozca, y sepa que si llega algún microorganismo portando esa llave en particular, impida que se acople a nuestras células, y también lo fagocite y lo destruya. El mecanismo celular que reconoce a estas espigas del virus, a los cuales genéricamente se les llama antígenos, es un tema fascinante donde participan células que reconocen al antígeno y lo presentan a otras células inmunológicas para que reconozcan la llave del virus y le bloqueen los accesos y también inicien un ataque directo y sin piedad. Una vez el sistema inmunitario reconoce el spike del SARS-CoV-2, el virus no tiene posibilidad alguna de sobrevivir.

Diagrama del spike del SARS-CoV-2, imagen por www.invivogen.com/sars2-spike

¿Cómo es que tenemos las instrucciones de la espiga del SARS-CoV-2? Eso ha sido gracias a que se ha obtenido el genoma del virus, es decir, el virus está descifrado molecularmente y tenemos la información de él a niveles que hace tan solo 20 años parecería ciencia ficción y que sorprendería a mucha gente. Así que el virus no es un ente misterioso o un ser sobrenatural, ha sido extraído de personas enfermas y aislado, se ha analizado, fotografiado, sabemos lo que hace, cómo nos infecta y cuáles son las proteínas que le dan su estructura. Gracias a ello, la biotecnología ha logrado sintetizar una parte de la molécula que le da forma a la proteína spike, a la espiga que usa el virus para acoplarse a las células.

Por supuesto que dentro de la vacuna las moléculas de instrucción de ARNm no vienen desnudas, esto haría que se rompieran al entrar y se degradaran por las enzimas de nuestro cuerpo, así que cada molécula viene dentro de cápsulas lípidas, que son una especie de nano cápsulas de aceite o, mejor dicho, burbujitas microscópicas de aceite. Por cierto, debido a la fragilidad de las moléculas de ARNm de la vacuna es necesario mantenerla a una temperatura de unos -20 Celsius, aunque las últimas investigaciones parecen mostrar que la molécula puede mantenerse bastante bien a una temperatura más cercana al cero, pero siempre bajo cero.

Fotografia del virus COVID-19 (en azul) obtenido mediante un microscopio electrónico. Imagen por Hannah A Bullock; Azaibi Tamin, CDC.

Esas nanocápsulas que portan en su interior la instrucción de elaborar la llave del COVID-19 entran al cuerpo a través de la vacuna y de ahí se dirigen hacia los ganglios linfáticos, donde se encontrarán con las células del sistema inmune, y una en particular, la llamada Célula Presentadora de Antígenos.  Las cápsulas entran en ella y una vez adentro se rompen y sueltan el ARNm con la orden de que los ribosomas elaboren la proteína spike como la que tiene el COVID en su exterior (aunque  hay que decir que técnicamente es una versión estabilizada y sintética que la que tiene el virus en su forma natural, a ésta se le ha bautizado como S-2P). Una vez elaborada la proteína spike, la Célula Presentadora de Antígenos hace lo que su nombre indica, presenta la proteína a unas células del sistema inmune llamado linfocitos “killers” para que estos reconozcan la proteina spike del covid en alguna célula infectada por el virus y la destruya provocánole la descomposición de su membrana celular, evitando con ello que los virus sean replicados.

También la orden ARNm hará que la Célula Presentadora de Antígenos presente la proteína spike a otras células del sistema inmune más allá de los Killers, de tal forma que si alguien se infecta con el COVID-19 ya el cuerpo tendrá diferentes modos para atacarlo.

A este punto nos hemos dado cuenta que la vacuna como producción científica y logro tecnológico, es una verdadera obra maestra.

 

La vacuna de Moderna contó con tres fases de investigación, como se hace con todas las vacunas, así se supo de los efectos secundarios que podrían presentarse. También se descubrió que era eficaz en cuanto a su protección. Incluso se hizo estudios con pacientes mayores de 60 años con diferentes problemas físicos, entre ellos, diabéticos, obesos y con problemas cardiovasculares. Las fases se hicieron con miles de personas, tan solo la fase tres participaron 30,000 personas con características que las hacían estar expuestas a ser contagiadas por la COVID-19.

El Centro para el Control de Enfermedades (CDC) indica que “no obstante, una pequeña cantidad de personas presentó efectos secundarios graves que afectaron su capacidad para realizar sus actividades diarias”, los estudios mostraron que la vacuna es eficaz, da protección y es segura. Debido a la necesidad de contar con la vacuna lo antes posible, se evitó todos los procesos burocráticos que generalmente detienen y hacen lento su desarrollo. También contaron con fondos casi ilimitados para el desarrollo. La pandemia es un enorme problema social, político y económico, las potencias mundiales estimularon la creación de la vacuna sin tanto papeleo.

Así que la mañana del jueves 6 de marzo, después de entregar algunos papeles firmados donde autorizaba que me aplicaran la vacuna, mostrar mi identificación y recibir una breve explicación sobre qué me inyectarían y cuáles eran los posibles efectos secundarios, una delgada jeringa entró en la parte superior de mi brazo izquierdo e introdujo la tan ansiada y esperada vacuna para inmunizarme contra el COVID-19. Elegí ese brazo porque generalmente soy diestro, aunque puedo hacer muchas cosas únicamente con la izquierda y otras tantas cosas con ambas. El brazo que elijan debe ser el que menos usen, no hay misterio en eso.

Tengo que aclarar que ya contaba con alguna ventaja en relación a muchos de ustedes y es que yo sufrí la COVID-19 a inicios del mes de abril de 2020. La infección viral me resultó suave, mi cuerpo logró controlarlo en menos de cinco días, no perdí el gusto, ni el olfato (excepto con el café), la fiebre no fue muy alta y a pesar de que quedé con una tos que se extendió por varias semanas, logré una buena respuesta inmunológica que me permitió sobrevivir y donar plasma a mediados de agosto. Aunque ahora, casi un año después y considerando las posibles reinfecciones, era muy riesgoso trabajar sin la vacuna.

Así que decidí vacunarme.

¿Cuáles fueron los efectos secundarios en mi persona?

Pues llevé un registro detallado de cómo me sentía y aquí está:

Durante la aplicación de la vacuna: No tuve ningún dolor o molestia al ser inyectado, la vacuna fue colocada en segundos y luego pasé a un salón donde me observaron por 15 minutos, si tenía algún tipo de reacción el personal de salud presente habría actuado. Algunas personas pueden tener reacciones alérgicas, son muy pocas, pero entre millones de personas a las cuales se aplica la vacuna hay que esperar que algunos reaccionen así. No fue mi caso.

A las 12 horas: Solo tenía un dolor leve en el brazo, exactamente en el área donde recibí la vacuna. Ese día trabajé y me sentí de buen ánimo.

A las 24 horas: Durante la noche estuve un tanto incómodo y tuve algunos escalofríos, la médico que me colocó la vacuna me dijo que si sentía alguna molestia podía tomar una Tylenol, seguí su recomendación y luego de la pastilla me sentí bien. Si usted lee no siga mi recomendación sobre la Tylenol, siga la que le dará o ha dado su médico.

A las 48 horas: Me siguió doliendo el brazo, pero mucho menos, los escalofríos desaparecieron, no tuve dolor de cabeza o molestia, aunque durante la noche me sentí cansado.

A las 72 horas: Me sentí perfecto, sin ninguna molestia, buen apetito y disposición de hacer cualquier cosa.

 

Segunda aplicación.

Me inyectaron la segunda dosis de la vacuna Moderna el 1 de abril de 2021, durante la aplicación no sufrí ningún efecto secundario, me administraron la vacuna en el mismo brazo y de nuevo los médicos me observaron por 15 minutos.

A las 12  horas: Solo tenía un dolor leve en el brazo, en el sitio de la aplicación.

A las 24 horas: Me sentía cansado, con dolor de cuerpo e incómodo. Me tomé una Tylenol y pasé la mayor parte del día acostado viendo TV.

A las 48 horas: Solo tenía un leve dolor en el área de la vacuna, el dolor de cuepo había desaparecido.

A las 72 horas: Ninguna molestia.

7 días despues: No he tenido ningún efecto secundario, el dolor en el brazo desapareció hace muchos días.

Cada persona tendrá una particular reacción con la vacuna, para la gran mayoría podrá ser un dolorcito en el brazo y nada más, otros quizás se sientan algo mal al día siguiente, quizás algunos tengan una leve fiebre. En Internet pueden encontrar los posibles efectos secundarios de la vacuna, los cuales son normales y han sido y están siendo estudiados, pero busquen fuentes serias y oficiales, eviten sitios conspirativos, negacionistas de las vacunas que lo único que hacen es meter miedo y generar desinformación.

La de Moderna no es la única vacuna que está disponible en el mundo, también está la Pfizer, la Johnson & Johnson, AstraZeneca/Oxford, Sputnik V, Sinopharm y otras que no tienen la misma tecnología de Moderna. Cada una posee sus particularidades y diferentes eficacias; algunas de ellas, por ejemplo, en la de Sinopharm (China), posee una versión debilitada del coronavirus que es incapaz de reproducirse, mientras que la de Johnson & Johnson usa un virus inofensivo el cual posee el fragmento de la espiga del coronavirus.

Es obvio que el riesgo de sufrir un pequeño dolor o incomodidad por uno o dos días no se compara con ser hospitalizado por la COVID-19, ser entubado y en el peor de los casos morir. El día que me tomé mi examen para ver si había tenido COVID-19, y donde me confirmaron que sí, que había estado expuesto al virus, vi a un joven que había llegado enfermo, fulminado por una fiebre espantosa, pocas veces he visto a alguien así.

Espero de todo corazón que haya sobrevivido.

 

Bibliografía

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